¿Qué os parece si hoy hablamos de una aventura gráfica injustamente olvidada (como muchísimas tantas)? Hagamos una prueba, dirigíos a vuestros amigos o compañeros más fanáticos de los videojuegos que conozcáis y hacedles esta pregunta:-¿Has jugado alguna vez a The Dig? Lo más seguro (a no ser que sean verdaderos fans de Lucas Arts) es que te respondan con un sonoro:-¿EING?
Y es que así de cruel es el mundillo, si no destacas en ventas caes en el más mísero olvido, y más si acaban pasando los años y técnicamente acabas desfasado. Otro ejemplo sería el excelente juego que es Loom (antes ya mencionado en este blog, ir aquí para leer reseña), pero es que en este caso ni tan siquiera tiene la etiqueta de vieja gloria, aunque honestamente tampoco es que la merezca por una serie de cuestiones que pasaré a enumerar más tarde.
Estamos hablando de un guión escrito, entre otros, por Orson Scott Card (sí, el de Ultimate Iron Man y los Libros de Ender) y Sean Clark (el tipo detrás de Sam y Max y... Monkey Island 4... todos tenemos un pasado oscuro XD), que partió de una idea de Steven Spielberg para la gran pantalla que, por desgracia, no fue a buen puerto por la cantidad de presupuesto que se requería, así que acabó llamando a su colega Lucas y así nació este juego. Iba a ser una película de efectos especiales sobre un meteorito que se acerca inexorablemente a la Tierra y un equipo de astronautas se dirige a su interior para hacerlo estallar. Por desgracia, descubrirán que es muchísimo más de lo que aparenta y acaban en un planeta desconocido del que deben escapar para regresar sus respectivos hogares.
Suena atrayente para tratarse de una aventura gráfica, ¿verdad? Se trata más bien de un juego de exploración repleto de puzzles y escenarios, nada típicos y muy sorprendentes. La verdad es que el tema de la exploración lo lleva muy bien y es casi imposible evitar maravillarse por el ingenio y la creatividad de los programadores, que logran sumergirte en un mundo completamente nuevo, realmente fantástico y repleto de una maquinaria extraterrestre novedosa e impredecible. Esa es su mayor virtud, una inquietante ambientación que cautiva, una sensación de maravilla que aun sigue ahí a pesar de los años y los gráficos pixelados (que ya eran anticuados para su época, por el lento desarrollo del juego a lo largo de los años, antes de que saliera en venta) y unos personajes que resultan bastante interesantes entre sí. Aunque mejor no confundir esto con carisma, ojo, lo cierto es que los tres son un tanto sosillos y un tanto extremos en sus personalidades. Es decir, el protagonista parece un profesor que trata de reunir a sus alumnos sin conseguirlo y el don de mando no se nota demasiado. La chica es tan pasota en numerosas ocasiones que da la impresión de que quiere morir de alguna manera. Y el científico que va a su bola pase lo que pase y quiere su pedacito de gloria aunque tenga que matar a alguien en el intento.
Cabe decir que la historia es fantástica y se nota que está pensada para una película, tiene una introducción muy precisa en el espacio y sobre el meteorito que no deja indiferente, así como momentos inesperados que acaban siendo toda una sorpresa (¿mueren los personajes en los juegos de Lucas Arts?), por la intensa importancia que tienen en el argumento. Es más, la interacción entre los tres personajes (aunque solo manejas a uno durante todo el juego, ojo) es muy interesante, como ya he dicho más arriba, los diálogos y los piques entre ellos al ver ciertas localizaciones fantásticas e instrumentos totalmente nuevos es fascinante, pura ciencia ficción que anima a seguir descubriendo cosas nuevas sobre ese mundo inexplorado y repleto de posibilidades. Esto enriquece también el inventario, que es de lo más variopinto, aquí es difícil coger cosas “vulgares” como un mechero, un póster, un bolígrafo y demás objetos cotidianos. No, aquí lo interesante es saber para qué sirve ese tubo rojo fosforito que tienes entre las manos o aquel amuleto de color azul que brilla cuando lo acercas a esa grieta, cosas así con las que le dan un toque único a esta aventura gráfica, con tintes de aventura al estilo Indiana Jones Fate of Atlantis.
Sin embargo, no todo es tan perfecto, al ser una aventura enteramente de ciencia ficción es posible que a cualquier persona que no se sienta atraída por este género pueda acabar hasta los mismísimos ante tanta palabrería técnica o tanto diálogo en plan metafísico. Aparte, no hay muchos secundarios que digamos, tan solo tres personajes y alguna que otra especie que aparece solo para marcar unas pautas a seguir y poco más. Al no haber variedad de personajes también puede ser agotador para aquel que esté acostumbrado a tratar con aventuras más típicas donde no todo consiste en puzzles (de polígonos incluso) y exploración. A veces la mayor baza de un producto puede ser su perdición y en este caso, The Dig, es un juego que está dirigido a fans más acérrimos de la ciencia ficción que tengan interés por explorar zonas nuevas y un mundo desconocido cual arqueólogo en busca del arca perdida (¿se nota la referencia?). Cumple de fábula su misión, pero tiene un público muy reducido y complaciente que, además, podría sentirse defraudado al terminarse el juego, cuyo final me parece realmente light, demasiado feliz para lo que yo esperaba. Y para colmo no se explica como es debido todo lo que pasó en aquel lugar desconocido. Una lástima, aunque eso no resta méritos en el diseño y el increíble ambiente, por no hablar del perfecto desarrollo de la aventura.
Técnicamente tiene una animación soberbia, lo que estropeó bastante el conjunto fue que por aquella época, donde las 3D empezaban a frecuentar (títulos como Blade Runner desencajaron mandíbulas en su época) y la resolución empezaba a ser mucho mayor, se empleara el mismo sistema de 256 colores que se usó para Monkey Island 2, por ejemplo. El problema es que el juego salió demasiado tarde, más de lo previsto, tuvo una programación muy larga y con altibajos, es por ello que apareció desfasado, un caso similar sería el de Heart of Darkness. Sin embargo, para tratarse de una resolución tan baja con una paleta tan limitada, lo cierto es que los programadores pusieron mucho empeño a la hora de aprovecharla al máximo y muchos de los escenarios son cautivadores y repletos de animación (el agua, por ejemplo, alguna que otra cascada). Aunque eso también es cosa de lo interesantes que fueron los diseños. Por otra parte, estos gráficos de dibujos animados con un toque realista recuerdan un poco al Broken Sword, incluso en las secuencias cinemáticas, las cuales tienen elementos en tres dimensiones.
Y no es lo único que recuerda al famoso juego de George Stobbart (mucho más afortunado que este, aunque menos imaginativo), sino que hasta el control es similar, de “point and click”, utilizando ambos botones del ratón, el izquierdo para usar/abrir/cerrar/hablar (dependiendo del objeto o persona) y el derecho para mirar.
En definitiva, dista mucho de ser una vieja gloria de la compañía al estilo Day of Tentacle o The Secret of Monkey Island, pero desde luego es una pequeña joya única dentro del género, una pena que el final estropee bastante el conjunto.
Y es que así de cruel es el mundillo, si no destacas en ventas caes en el más mísero olvido, y más si acaban pasando los años y técnicamente acabas desfasado. Otro ejemplo sería el excelente juego que es Loom (antes ya mencionado en este blog, ir aquí para leer reseña), pero es que en este caso ni tan siquiera tiene la etiqueta de vieja gloria, aunque honestamente tampoco es que la merezca por una serie de cuestiones que pasaré a enumerar más tarde.
Estamos hablando de un guión escrito, entre otros, por Orson Scott Card (sí, el de Ultimate Iron Man y los Libros de Ender) y Sean Clark (el tipo detrás de Sam y Max y... Monkey Island 4... todos tenemos un pasado oscuro XD), que partió de una idea de Steven Spielberg para la gran pantalla que, por desgracia, no fue a buen puerto por la cantidad de presupuesto que se requería, así que acabó llamando a su colega Lucas y así nació este juego. Iba a ser una película de efectos especiales sobre un meteorito que se acerca inexorablemente a la Tierra y un equipo de astronautas se dirige a su interior para hacerlo estallar. Por desgracia, descubrirán que es muchísimo más de lo que aparenta y acaban en un planeta desconocido del que deben escapar para regresar sus respectivos hogares.
Suena atrayente para tratarse de una aventura gráfica, ¿verdad? Se trata más bien de un juego de exploración repleto de puzzles y escenarios, nada típicos y muy sorprendentes. La verdad es que el tema de la exploración lo lleva muy bien y es casi imposible evitar maravillarse por el ingenio y la creatividad de los programadores, que logran sumergirte en un mundo completamente nuevo, realmente fantástico y repleto de una maquinaria extraterrestre novedosa e impredecible. Esa es su mayor virtud, una inquietante ambientación que cautiva, una sensación de maravilla que aun sigue ahí a pesar de los años y los gráficos pixelados (que ya eran anticuados para su época, por el lento desarrollo del juego a lo largo de los años, antes de que saliera en venta) y unos personajes que resultan bastante interesantes entre sí. Aunque mejor no confundir esto con carisma, ojo, lo cierto es que los tres son un tanto sosillos y un tanto extremos en sus personalidades. Es decir, el protagonista parece un profesor que trata de reunir a sus alumnos sin conseguirlo y el don de mando no se nota demasiado. La chica es tan pasota en numerosas ocasiones que da la impresión de que quiere morir de alguna manera. Y el científico que va a su bola pase lo que pase y quiere su pedacito de gloria aunque tenga que matar a alguien en el intento.
Cabe decir que la historia es fantástica y se nota que está pensada para una película, tiene una introducción muy precisa en el espacio y sobre el meteorito que no deja indiferente, así como momentos inesperados que acaban siendo toda una sorpresa (¿mueren los personajes en los juegos de Lucas Arts?), por la intensa importancia que tienen en el argumento. Es más, la interacción entre los tres personajes (aunque solo manejas a uno durante todo el juego, ojo) es muy interesante, como ya he dicho más arriba, los diálogos y los piques entre ellos al ver ciertas localizaciones fantásticas e instrumentos totalmente nuevos es fascinante, pura ciencia ficción que anima a seguir descubriendo cosas nuevas sobre ese mundo inexplorado y repleto de posibilidades. Esto enriquece también el inventario, que es de lo más variopinto, aquí es difícil coger cosas “vulgares” como un mechero, un póster, un bolígrafo y demás objetos cotidianos. No, aquí lo interesante es saber para qué sirve ese tubo rojo fosforito que tienes entre las manos o aquel amuleto de color azul que brilla cuando lo acercas a esa grieta, cosas así con las que le dan un toque único a esta aventura gráfica, con tintes de aventura al estilo Indiana Jones Fate of Atlantis.
Sin embargo, no todo es tan perfecto, al ser una aventura enteramente de ciencia ficción es posible que a cualquier persona que no se sienta atraída por este género pueda acabar hasta los mismísimos ante tanta palabrería técnica o tanto diálogo en plan metafísico. Aparte, no hay muchos secundarios que digamos, tan solo tres personajes y alguna que otra especie que aparece solo para marcar unas pautas a seguir y poco más. Al no haber variedad de personajes también puede ser agotador para aquel que esté acostumbrado a tratar con aventuras más típicas donde no todo consiste en puzzles (de polígonos incluso) y exploración. A veces la mayor baza de un producto puede ser su perdición y en este caso, The Dig, es un juego que está dirigido a fans más acérrimos de la ciencia ficción que tengan interés por explorar zonas nuevas y un mundo desconocido cual arqueólogo en busca del arca perdida (¿se nota la referencia?). Cumple de fábula su misión, pero tiene un público muy reducido y complaciente que, además, podría sentirse defraudado al terminarse el juego, cuyo final me parece realmente light, demasiado feliz para lo que yo esperaba. Y para colmo no se explica como es debido todo lo que pasó en aquel lugar desconocido. Una lástima, aunque eso no resta méritos en el diseño y el increíble ambiente, por no hablar del perfecto desarrollo de la aventura.
Técnicamente tiene una animación soberbia, lo que estropeó bastante el conjunto fue que por aquella época, donde las 3D empezaban a frecuentar (títulos como Blade Runner desencajaron mandíbulas en su época) y la resolución empezaba a ser mucho mayor, se empleara el mismo sistema de 256 colores que se usó para Monkey Island 2, por ejemplo. El problema es que el juego salió demasiado tarde, más de lo previsto, tuvo una programación muy larga y con altibajos, es por ello que apareció desfasado, un caso similar sería el de Heart of Darkness. Sin embargo, para tratarse de una resolución tan baja con una paleta tan limitada, lo cierto es que los programadores pusieron mucho empeño a la hora de aprovecharla al máximo y muchos de los escenarios son cautivadores y repletos de animación (el agua, por ejemplo, alguna que otra cascada). Aunque eso también es cosa de lo interesantes que fueron los diseños. Por otra parte, estos gráficos de dibujos animados con un toque realista recuerdan un poco al Broken Sword, incluso en las secuencias cinemáticas, las cuales tienen elementos en tres dimensiones.
Y no es lo único que recuerda al famoso juego de George Stobbart (mucho más afortunado que este, aunque menos imaginativo), sino que hasta el control es similar, de “point and click”, utilizando ambos botones del ratón, el izquierdo para usar/abrir/cerrar/hablar (dependiendo del objeto o persona) y el derecho para mirar.
En definitiva, dista mucho de ser una vieja gloria de la compañía al estilo Day of Tentacle o The Secret of Monkey Island, pero desde luego es una pequeña joya única dentro del género, una pena que el final estropee bastante el conjunto.