Estaría bien que antes de comenzar a reseñar esta etapa, para poder entenderla mejor dentro de su propio contexto, hagamos un repaso de todo lo que ha caído en la colección de Lobezno desde que Larry Hama la abandonó. Mucho ha llovido desde entonces y nada demasiado agradable, no se puede decir que los últimos números de Hama, en medio de la malograda Onslaught (crossover de turno que conectaba series y más series en plan: “Ahora debes leer Uncanny X-men para conocer el final de la saga, luego Factor-X para ver qué ha sido de Lobezno tras lo ocurrido”) fueran muy oportunos y lo que vino luego no fue mejor. Porque el guionista tuvo que lidiar con la peor idea peor ejecutada que se haya visto jamás en Marvel (y mira que lo del clon en Spiderman tenía tela que cortar), estoy hablando de cuando Logan perdió el adamantium, arrancado por Magneto en el crossover (otro más y van) de Atracciones Fatales.
En lugar de tener al personaje más apegado a sus raíces japonesas, con toques de samurai y demás, tuvimos a un Lobezno “gremlin” sin napia que cortaba con sus garras de hueso cualquier cosa, como si nada hubiese cambiado, vaya. Entre todo esto, el maldito crossover de Operación Tolerancia Cero, la paupérrima y corta (por suerte, solo duró cuatro números y de verdad que no quería más) nueva etapa de Claremont, unos cuantos números de relleno de lo más insustancial realizados por varios autores, la horrible etapa de Larsen (excepto el número donde Logan recupera al fin el adamantium, buen número de aniversario donde se enfrenta a Hulk con un dibujante como Yu en plena forma), una saga desaprovechada de Skroce (por su precipitada huída a storyboards cinematográficos), el regreso de Liefeld (la colección tocando fondo), una correcta (a pesar de todo) etapa con Tieri y Chen moviendo el mundo del canadiense mutante, la soporífera etapa de Rucka (la gran decepción) y, al fin, llegaron Millar y John Romita Jr.
Como se puede ver, todo lo citado hasta ahora está muy lejos de aquellas grandes sagas del personaje como Honor, Arma-X o las que se pudieron disfrutar en los primeros años de la colección regular con Claremont, Peter David, John Buscema, John Byrne, Silvestri, Hama, entre otros. Por suerte, puede decirse que con Millar llegó la esperanza y por fin pudimos disfrutar, después de tanto tiempo, de unos cómics del canadiense que realmente merecen la pena, por adictivos, emocionantes y por ver a Lobezno en estado puro.
Y eso es básicamente lo que podemos encontrar en esta etapa, que nadie se equivoque, aquí no hay una evolución de personajes, ni una mirada introspectiva en el mundillo y la psique del protagonista, ni tan siquiera una aventura repleta de segundas lecturas y de conversaciones profundas con un drama a lo Shakespeare. No, en esta etapa hay acción, mucha acción, es desenfrenada y el caso es ver a Lobezno clavando las garras a todo lo que se mueva. Lo que pasa es que es acción a lo bestia, a lo grande, con multitud de secundarios y elementos de por medio, con medio universo Marvel preocupado por sobrevivir a un Logan exageradísimo, sin remordimientos y totalmente desatado.De hecho, la etapa de Millar y John Romita Jr. se puede dividir perfectamente en dos partes, que de hecho son dos sagas: Enemigo de Estado y Agente de Shield. El nombre de ambas lo dice todo.
Enemigo de Estado es el principio de todo, en un brillante primer número ya se sabe lo que va a ocurrir en los siguientes. Se presenta a un nuevo villano enigmático llamado Gorgón que parece dispuesto a todo y vence al protagonista con una asombrosa facilidad. Más tarde veremos que las organizaciones terroristas de Hydra y la Mano están unidas y pretenden atacar a lo grande, por lo que utilizan un señuelo para capturar a Logan y dominarlo tanto mental como físicamente. Así pues, durante seis números tenemos al protagonista de villano, luchando contra medio universo Marvel, esto es SHIELD movilizado en plena acción, con Furia y Elektra haciendo lo imposible por dar caza al manipulado canadiense y alertar al resto del mundo. Durante estos números veremos a Logan luchando contra Elektra, contra SHIELD, los 4 Fantásticos (en un gran número donde se revela quién es el personaje más poderoso del cuarteto fantástico), contra Daredevil y, finalmente, contra los mismísimos X-men, que las pasan canutas para poder salvarse de quien era uno de sus mejores compañeros de equipo. De hecho, hay un final sorpresa de saga, con dos bajas inesperadas que darán mucho que hablar en la saga siguiente, pues todos aquellos que caen vencidos por la Mano y Hydra (es decir, los que son vencidos por Lobezno y el Gorgón) pasan a ser manipulados de la misma manera que el protagonista.
Y es así como llegamos a Agente de SHIELD, se trata de Lobezno redimido, que ha sido liberado de su antigua condición y se pasa al bando de los “buenos”. Es el momento de la venganza y si la saga anterior ya era vertiginosa, con numerosas escenas de acción que hacen las delicias a los fans de las películas de enorme presupuesto con explosiones y cascotes levantados por doquier, aquí es que se alcanza un clímax brutal, pues los villanos se movilizan que da gusto y son numerosos los secundarios olvidados que hacen aparición aquí, especialmente villanos de tercera que sufrirán la peor de las suertes. Los dos primeros números de la saga son emocionantes hasta decir basta, es solo acción, pero tan jodidamente bien empleada que consiguen que te leas el tebeo de un soplo, logrando que quedes irremediablemente enganchado. Es el ataque contra el Helitransporte de SHIELD que contiene a Lobezno en proceso de cura, miles de villanos haciendo aparición, con los héroes caídos en el bando contrario. No se puede decir que hayan giros inesperados, de hecho hay cosas muy predecibles (es obvio que Logan debía liberarse del control de la Mano) pero en este caso lo importante no es lo que cuentes, sino cómo lo cuentes. Y aquí es donde Millar lo borda, lo mejor de su etapa con creces.
Pero no es lo único, aunque los números siguientes no alcanzarán el nivel de los dos primeros de la saga, también tienen lo suyo y tenemos a Logan contra la Mano en otro de esos momentos que se quedan grabados en la retina, aunque lo cierto es que el guionista tampoco es que se deslomara por la conclusión, no es nada del otro mundo. Lo más interesante, sin embargo, es el origen del propio Gorgón y a lo que aspira, es uno de esos villanos que no pasarán a la Historia, pero tiene cierta carisma y resulta muy interesante, sobre todo a lo que se refiere a sus relaciones con una mujer que roza los noventa años. Quizá el guionista no debería habérselo quitado de en medio tan pronto, podría haber dado mucho más de sí y ahora una resurrección la veo difícil, por cómo acaban con él y tal.
Otro defecto es que estos números alcanzan la exageración y se pasan con algunos conceptos tales como la cantidad de muertos que arrastra Lobezno consigo (luego dicen de Punisher), y es que según Millar, la 2ª Guerra Mundial era un paseito en el parque al lado de esto, las cifras no pueden ser más exageradamente elevadas. Pero eso no es peor que la poca sincronización de ambas sagas con la continuidad del resto de las series de la editorial, cosas como Hydra gobernada por un irreconocible Varón Von Strucker (no se parece en nada al original ni al que luego aparecería en los Thunderbolts, aunque en mi opinión es mucho más interesante la versión de Millar) que tiene un final un tanto extraño y que seguro que se invalida en un tiempo (si es que no lo ha hecho ya). Lo cierto es que estos defectos son más de los editores que no se preocupan por sincronizar las series que otra cosa.
Es entonces el momento de hablar de la labor del dibujante John Romita Jr. Y es que esta etapa no habría sido lo mismo sin él, el hijo de uno de los mejores dibujantes de Spiderman que ha llegado a superar a su padre (en mi opinión, claro). Después de una larga temporada en las colecciones del trepamuros, el editor Joe Quesada decidió que sería bueno sacarle las telarañas (nunca mejor dicho) y llevarlo a realizar otras colecciones para ofrecer más variedad y versatilidad. Lo cierto es que en todas las que ha pasado ha demostrado que sabe captar el tono que debe tener el personaje con el que le toca lidiar y esta no es una excepción. Su debut con Lobezno coincide precisamente con el Reload, un movimiento editorial donde los mutantes vuelven a tener los trajes de superhéroes que tanto les caracterizaba, aunque con algunos cambios, todo sea dicho. Esto lo comento porque este dibujante ha sabido hacer temible al enano canadiense aun estando vestido de licra amarilla y es increíble el dinamismo con el que le ha caracterizado durante estos doce números. Pero es que esa es su mayor virtud, la buena mano que tiene con la narrativa, que es dinámica y efectiva, MUY efectiva, esto se nota sobre todo a la hora de componer para mostrar la acción, cosa que con Millar le ha ido realmente bien. Aparte, tiene un estilo muy personal, de los que odias o amas, este dibujante se caracteriza por realizar a los personajes de una forma muy poligonal, de manera que a veces más que personas parece que dibuje muñecos. Esto tiene un defecto y una virtud, el defecto es que a veces lo hace tan simple que se nota la vagancia y la falta de realismo (que está en auge hoy en día, con dibujantes tan hiper-realistas como Bryan Hitch y Greg Land) y la virtud es que este estilo aporta personalidad a la colección y el ya mencionado dinamismo.El caso es que realiza un buen trabajo, en ocasiones sorprendente, con unas splash-pages que quitan el hipo y sabe muy bien cómo dibujar a los personajes, cosa con la que aquí se explaya, pues ha pasado medio universo Marvel por esta etapa.
Mención aparte merece el entintador Klaus Janson, el que algunos recordaran por ser quien acompañó a Frank Miller en sus mejores trabajos, y se nota.
En definitiva, se trata de una corta etapa de doce números muy compacta, que ofrece acción a raudales y a Lobezno en estado puro luchando contra multitud de secundarios en uno de esos ataques contra medio universo Marvel que deberían ser carne de cañón para crossovers. En España esta etapa ha sido publicada por Panini en seis números dobles, altamente recomendables para cualquiera que quiera iniciarse a esta editorial o simplemente quiera leer un buen cómic de acción.
Los fans de Lobezno, por otra parte, tienen una cita imprescindible, hacía tiempo que Logan no tenía este nivel y menos en esta colección.
En lugar de tener al personaje más apegado a sus raíces japonesas, con toques de samurai y demás, tuvimos a un Lobezno “gremlin” sin napia que cortaba con sus garras de hueso cualquier cosa, como si nada hubiese cambiado, vaya. Entre todo esto, el maldito crossover de Operación Tolerancia Cero, la paupérrima y corta (por suerte, solo duró cuatro números y de verdad que no quería más) nueva etapa de Claremont, unos cuantos números de relleno de lo más insustancial realizados por varios autores, la horrible etapa de Larsen (excepto el número donde Logan recupera al fin el adamantium, buen número de aniversario donde se enfrenta a Hulk con un dibujante como Yu en plena forma), una saga desaprovechada de Skroce (por su precipitada huída a storyboards cinematográficos), el regreso de Liefeld (la colección tocando fondo), una correcta (a pesar de todo) etapa con Tieri y Chen moviendo el mundo del canadiense mutante, la soporífera etapa de Rucka (la gran decepción) y, al fin, llegaron Millar y John Romita Jr.
Como se puede ver, todo lo citado hasta ahora está muy lejos de aquellas grandes sagas del personaje como Honor, Arma-X o las que se pudieron disfrutar en los primeros años de la colección regular con Claremont, Peter David, John Buscema, John Byrne, Silvestri, Hama, entre otros. Por suerte, puede decirse que con Millar llegó la esperanza y por fin pudimos disfrutar, después de tanto tiempo, de unos cómics del canadiense que realmente merecen la pena, por adictivos, emocionantes y por ver a Lobezno en estado puro.
Y eso es básicamente lo que podemos encontrar en esta etapa, que nadie se equivoque, aquí no hay una evolución de personajes, ni una mirada introspectiva en el mundillo y la psique del protagonista, ni tan siquiera una aventura repleta de segundas lecturas y de conversaciones profundas con un drama a lo Shakespeare. No, en esta etapa hay acción, mucha acción, es desenfrenada y el caso es ver a Lobezno clavando las garras a todo lo que se mueva. Lo que pasa es que es acción a lo bestia, a lo grande, con multitud de secundarios y elementos de por medio, con medio universo Marvel preocupado por sobrevivir a un Logan exageradísimo, sin remordimientos y totalmente desatado.De hecho, la etapa de Millar y John Romita Jr. se puede dividir perfectamente en dos partes, que de hecho son dos sagas: Enemigo de Estado y Agente de Shield. El nombre de ambas lo dice todo.
Enemigo de Estado es el principio de todo, en un brillante primer número ya se sabe lo que va a ocurrir en los siguientes. Se presenta a un nuevo villano enigmático llamado Gorgón que parece dispuesto a todo y vence al protagonista con una asombrosa facilidad. Más tarde veremos que las organizaciones terroristas de Hydra y la Mano están unidas y pretenden atacar a lo grande, por lo que utilizan un señuelo para capturar a Logan y dominarlo tanto mental como físicamente. Así pues, durante seis números tenemos al protagonista de villano, luchando contra medio universo Marvel, esto es SHIELD movilizado en plena acción, con Furia y Elektra haciendo lo imposible por dar caza al manipulado canadiense y alertar al resto del mundo. Durante estos números veremos a Logan luchando contra Elektra, contra SHIELD, los 4 Fantásticos (en un gran número donde se revela quién es el personaje más poderoso del cuarteto fantástico), contra Daredevil y, finalmente, contra los mismísimos X-men, que las pasan canutas para poder salvarse de quien era uno de sus mejores compañeros de equipo. De hecho, hay un final sorpresa de saga, con dos bajas inesperadas que darán mucho que hablar en la saga siguiente, pues todos aquellos que caen vencidos por la Mano y Hydra (es decir, los que son vencidos por Lobezno y el Gorgón) pasan a ser manipulados de la misma manera que el protagonista.
Y es así como llegamos a Agente de SHIELD, se trata de Lobezno redimido, que ha sido liberado de su antigua condición y se pasa al bando de los “buenos”. Es el momento de la venganza y si la saga anterior ya era vertiginosa, con numerosas escenas de acción que hacen las delicias a los fans de las películas de enorme presupuesto con explosiones y cascotes levantados por doquier, aquí es que se alcanza un clímax brutal, pues los villanos se movilizan que da gusto y son numerosos los secundarios olvidados que hacen aparición aquí, especialmente villanos de tercera que sufrirán la peor de las suertes. Los dos primeros números de la saga son emocionantes hasta decir basta, es solo acción, pero tan jodidamente bien empleada que consiguen que te leas el tebeo de un soplo, logrando que quedes irremediablemente enganchado. Es el ataque contra el Helitransporte de SHIELD que contiene a Lobezno en proceso de cura, miles de villanos haciendo aparición, con los héroes caídos en el bando contrario. No se puede decir que hayan giros inesperados, de hecho hay cosas muy predecibles (es obvio que Logan debía liberarse del control de la Mano) pero en este caso lo importante no es lo que cuentes, sino cómo lo cuentes. Y aquí es donde Millar lo borda, lo mejor de su etapa con creces.
Pero no es lo único, aunque los números siguientes no alcanzarán el nivel de los dos primeros de la saga, también tienen lo suyo y tenemos a Logan contra la Mano en otro de esos momentos que se quedan grabados en la retina, aunque lo cierto es que el guionista tampoco es que se deslomara por la conclusión, no es nada del otro mundo. Lo más interesante, sin embargo, es el origen del propio Gorgón y a lo que aspira, es uno de esos villanos que no pasarán a la Historia, pero tiene cierta carisma y resulta muy interesante, sobre todo a lo que se refiere a sus relaciones con una mujer que roza los noventa años. Quizá el guionista no debería habérselo quitado de en medio tan pronto, podría haber dado mucho más de sí y ahora una resurrección la veo difícil, por cómo acaban con él y tal.
Otro defecto es que estos números alcanzan la exageración y se pasan con algunos conceptos tales como la cantidad de muertos que arrastra Lobezno consigo (luego dicen de Punisher), y es que según Millar, la 2ª Guerra Mundial era un paseito en el parque al lado de esto, las cifras no pueden ser más exageradamente elevadas. Pero eso no es peor que la poca sincronización de ambas sagas con la continuidad del resto de las series de la editorial, cosas como Hydra gobernada por un irreconocible Varón Von Strucker (no se parece en nada al original ni al que luego aparecería en los Thunderbolts, aunque en mi opinión es mucho más interesante la versión de Millar) que tiene un final un tanto extraño y que seguro que se invalida en un tiempo (si es que no lo ha hecho ya). Lo cierto es que estos defectos son más de los editores que no se preocupan por sincronizar las series que otra cosa.
Es entonces el momento de hablar de la labor del dibujante John Romita Jr. Y es que esta etapa no habría sido lo mismo sin él, el hijo de uno de los mejores dibujantes de Spiderman que ha llegado a superar a su padre (en mi opinión, claro). Después de una larga temporada en las colecciones del trepamuros, el editor Joe Quesada decidió que sería bueno sacarle las telarañas (nunca mejor dicho) y llevarlo a realizar otras colecciones para ofrecer más variedad y versatilidad. Lo cierto es que en todas las que ha pasado ha demostrado que sabe captar el tono que debe tener el personaje con el que le toca lidiar y esta no es una excepción. Su debut con Lobezno coincide precisamente con el Reload, un movimiento editorial donde los mutantes vuelven a tener los trajes de superhéroes que tanto les caracterizaba, aunque con algunos cambios, todo sea dicho. Esto lo comento porque este dibujante ha sabido hacer temible al enano canadiense aun estando vestido de licra amarilla y es increíble el dinamismo con el que le ha caracterizado durante estos doce números. Pero es que esa es su mayor virtud, la buena mano que tiene con la narrativa, que es dinámica y efectiva, MUY efectiva, esto se nota sobre todo a la hora de componer para mostrar la acción, cosa que con Millar le ha ido realmente bien. Aparte, tiene un estilo muy personal, de los que odias o amas, este dibujante se caracteriza por realizar a los personajes de una forma muy poligonal, de manera que a veces más que personas parece que dibuje muñecos. Esto tiene un defecto y una virtud, el defecto es que a veces lo hace tan simple que se nota la vagancia y la falta de realismo (que está en auge hoy en día, con dibujantes tan hiper-realistas como Bryan Hitch y Greg Land) y la virtud es que este estilo aporta personalidad a la colección y el ya mencionado dinamismo.El caso es que realiza un buen trabajo, en ocasiones sorprendente, con unas splash-pages que quitan el hipo y sabe muy bien cómo dibujar a los personajes, cosa con la que aquí se explaya, pues ha pasado medio universo Marvel por esta etapa.
Mención aparte merece el entintador Klaus Janson, el que algunos recordaran por ser quien acompañó a Frank Miller en sus mejores trabajos, y se nota.
En definitiva, se trata de una corta etapa de doce números muy compacta, que ofrece acción a raudales y a Lobezno en estado puro luchando contra multitud de secundarios en uno de esos ataques contra medio universo Marvel que deberían ser carne de cañón para crossovers. En España esta etapa ha sido publicada por Panini en seis números dobles, altamente recomendables para cualquiera que quiera iniciarse a esta editorial o simplemente quiera leer un buen cómic de acción.
Los fans de Lobezno, por otra parte, tienen una cita imprescindible, hacía tiempo que Logan no tenía este nivel y menos en esta colección.
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