jueves, marzo 01, 2007

Orgullo de Bagdad, un relato real

A Vaughan lo conocí en una de sus peores obras. Me refiero a Doctor Octopus: Exposición Negativa que, sin embargo, fue una miniserie mucho más entretenida que las series con las que convivía en tomo en la edición española, ya que estaba Jenkins ofreciendo una versión muy inferior del villano en una saga que pasó desapercibida (solo un polémico Ramos la salvó de la quema) y Strac en horas bajas, aun contando con John Romita Jr. a los lápices. Luego vinieron sus Runaways y aunque en un primer momento no me sorprendieron tanto, fueron mejorando considerablemente hasta alcanzar cotas muy altas de calidad. Claro que tampoco es todo bueno en este guionista, ya que su paso por Ultimate X-men no pudo ser más irregular, por no decir que hizo algunos números son los peores que he podido leer de él, por ahora. Pero me reconcilié de nuevo tras su flamante Ex-Machina, serie que recomiendo desde aquí fervorosamente, pensando que no podía ser mejor, aunque me dijeran que en Y, el último hombre era de lo mejorcito que ofrecía Vértigo en ese momento. Hasta que mi colega Worbbitt me pasó Orgullo de Bagdad.
No le presté demasiada atención en un principio porque la temática no me atraía.
Dios, cómo me arrepiento.

Orgullo de Bagdad va de una familia (o grupo, según se mire) de leones que escapa de un Zoo de la ciudad que da nombre al título, debido a una serie de bombas que caen sobre el recinto, que destrozan las jaulas. Es entonces cuando la supervivencia cobra una enorme importancia ante ese paisaje desolado que es la Irak tras la invasión de los Estados Unidos, con el bombardeo y la terrible cantidad de muertes que se sucedieron en tan pocas horas.

Así es como Vaughan nos transmite en muy pocas páginas y de una manera muy acertada la impresión de los leones sobre los hechos ocurridos, todo desde una perspectiva ignorante, en el sentido de que los pobres animales no entienden la lógica (o la falta de ella) de los humanos, ni tampoco los artilugios o armamento que empleamos. Por lo tanto, tenemos un seguimiento muy curioso de las diferentes fases por las que pasa la guerra, empezando con el bombardeo y siguiendo con la avanzadilla de tanques que penetra en el lugar, por no decir el reconocimiento del terreno que viene finalmente. Todo de una manera muy cruda y convincente, tanto que hasta impacta, sobre todo porque al principio da la impresión de estar leyendo las desventuras de otro Rey León, con ese pequeño Simba (no se llama así, pero tenemos un cachorro muy eufórico andando por ahí). Nada más lejos de la realidad, Orgullo de Bagdad no trata de ser complaciente, ni por asomo, el guionista tiene muy claro cómo quiere enfocar su obra y el resultado.

Sobre todo porque no concibo personajes mejores para ver las terribles decisiones que tomaron para invadir Bagdad, realmente se te ponen los pelos de punta al contemplar tal destrucción y desolación.
Pero ojo, en un principio este tema casi toma un papel más secundario de lo que parece, porque los personajes principales (los cuatro leones) tienen mucho protagonismo en la trama, no están por estar y cada uno tiene una historia que contar. Especialmente interesante es el tratamiento que se hace sobre la libertad y la vida salvaje, porque el encarcelamiento y el mantenimiento diario afecta mucho a unos leones que, una vez ven las puertas abiertas, no tienen muy claro lo que desean, porque ven que sobrevivir en un lugar tan inhóspito y repleto de peligros no es nada agradable.
Por tanto, este libro es también una oda y una ocurrente metáfora a la libertad, con sus ventajas e inconvenientes, Safa tiene, de hecho, un pasado que odia por las injusticias a las que se veía sometida, mientras que Zill añora las puestas de sol que, desde que está enjaulado, apenas puede ver.

Por tanto, casi da la impresión de que Vaughan en su vida pasada fue un león (risas enlatadas), porque los trata de fábula y explora todas sus inquietudes y estados de ánimo, tiene muy claro cómo tratarlos a todos y a cada uno de ellos, con un mensaje sobre la lealtad y la valentía. Ya que por el final, da la impresión de que la cosa pierde el rumbo, especialmente cuando asistimos al debut de un enorme oso que pretende aniquilar a la familia, casi se sale de lo que nos venía ofreciendo el relato hasta ahora.
Pero no, todo tiene sentido y es necesario en esta historia cerrada con tantas significados y segundas lecturas, tanto que al final no puedes evitar enfadarte y repudiar lo leído por la frustración que provoca. No obstante, te paras a pensar un poco en el mensaje que pretende transmitir el guionista y piensas: “Touché”. Para, acto seguido, calificarlo con una sola palabra: SORPRENDENTE.
No quiero decir mucho más, pero me sorprende de veras la valentía con la que trata este tema el guionista, hasta el punto de soltarle una enorme colleja a América, a sus soldados y a Bush. Simplemente genial.

El artista es el para mí desconocido Niko Henrichon, que lejos de realizar un trabajo sorprendente o apabullante (aunque en algunas splash pages consigue ese efecto, especialmente en lo que se refiere a los paisajes de Bagdad), cumple con creces su cometido y es un narrador claro y competente, más de lo que se podría decir de muchísimos dibujantes que se precien de serlo. De hecho, aunque sus leones recuerden a los de Disney (pero mucho más toscos y sucios, en el buen sentido), tienen estilo propio y sus personalidades vienen muy bien reflejadas. Así como el resto de los animales que deambulan por esta novela gráfica, que están perfectamente retratados, por no decir que el ambiente está conseguidísimo y se nota de veras una exhaustiva documentación para mostrar las calles y demás. Un gran acierto es su dinamismo y expresividad, realmente necesarios en esta historia tan desoladora y cruda, no tan fácil de dibujar por lo atípica que resulta dentro del mainstream americano.
Debo decir que el color, con esos tonos ocre y casi siempre manteniendo un tono cálido, viene como anillo al dedo y aunque no apruebe que los lápices se queden sin entintar (no suele gustarme esta técnica) aquí tiene un pase y se hace verdaderamente difícil de imaginar de otra manera.

En resumen, es una grandísima obra que trata a la perfección las funestas y terribles consecuencias del bombardeo de Irak. Para aquellos que gritaron “NO a la Guerra” es un cómic perfecto que demuestra el poder que tiene este medio para contar algo, con más intensidad que en una película o un libro. El único punto negativo es que aun no ha salido en España, pero cuando salga, corred a haceros con él, es imprescindible.

1 comentario:

superPJ/shinichi dijo...

un buen comic le tengo ganas de que lo editen.
un consgo resume las cosas mejor :p