Qué difícil es hablar de los villanos de Marvel. Todos o prácticamente todos tienen un recorrido realmente estúpido, entre cambios y gilipolleces sin sentido que no vienen a cuento. Todos habrán resucitado al menos una vez, pero si hay uno que rivaliza con Jean Grey (alias Fénix) con respecto a eso es el propio Magneto.
Magneto nació para ser la antítesis perfecta de los X-men, el lado contrario de Xavier que, ya desde el principio, reunió a su propia Hermandad de Mutantes Diabólicos para combatir a los X-men de su oponente directo. En sus inicios tuvo un recorrido un tanto olvidable, aunque fue realmente carismático y tuvo unos números inmejorables de la mano de Roy Thomas y Neal Adams, que lo convirtieron en un estratega malévolo, a la altura del Dr. Muerte, que ya empezaba a despuntar por aquel entonces en las páginas de los Cuatro Fantásticos.
Pero lo que de verdad fue un golpe de suerte para este personaje fue encontrarse bajo la máquina de escribir de Chris Claremont. Aunque sus inicios con él fueron un tanto extraños, de primeras hizo que se codeara con Mesmero, ya que en su momento urdió un plan contra la Patrulla-X que consistía en una réplica robótica falsa del villano. Lo raro fue la presencia de Nany, una niñera robot que se dedicó a torturar a los hombres-X de la manera más terrorífica posible: tratándolos como si fueran auténticos bebés.
Lo dicho, Claremont tuvo un inicio rocambolesco, pero luego realizó con Magneto el mejor de sus recorridos, tratándolo con una ambigüedad y complejidad impresionantes, llegando a llorar por el dolor que le inflige a Kitty Pryde, que tan solo era una niña por aquel entonces. Al ver su colgante judío no pudo evitar echarse abajo y retirarse un tiempo para regresar siendo uno de los miembros de los X-men, sustituyendo a un Xavier muy malherido y ausente, perdido en el imperio Shi´ar, donde le curarían las heridas. La verdad es que su paso en la escuela fue muy desagradable para él mismo, ya que todos desconfiaban de él y ni siquiera le permitían que fuera a ver a los integrantes del Club Fuego Infernal, siendo esto comprensible, claro. El colmo de los colmos llegó cuando los Estados Unidos quisieron llevarlo a juicio, empezando así un crossover entre los X-men y los Vengadores que aun hoy es recordado. Como era de esperar, todo acabó en desastre, ya que al ver que las cosas no iban muy bien con su presencia ni cuando salvó a Pícara en la Tierra Salvaje, matando a gente por en medio, se retiró a su asteroide M, donde descubrió algo que no le hizo mucha gracia, que digamos.
Y así empezamos con la primera cagada, Magneto fue tratado psicológicamente por Moria McTaggert cuando este fue convertido en un retaco de un año o menos (no preguntéis, finales de los 60 y tal), de ahí las buenas intenciones del villano. Montó en cólera y con un grupo de Acólitos armó una guerra bien gorda que acabó en el mismo asteroide, que explotó con él dentro, salvando a los X-men en un último acto de piedad. Y se supone que ese era el final para el personaje.
Pero no, en las editoriales norteamericanas no pueden dejar que un malvado de esa enjundia desaparezca así como así, por lo que regresó (que no estaba muerto, estaba de parranda como quien dice) en un crossover llamado Atracciones Fatales, donde extrajo el adamantium a Lobezno (toma ya) y se llevó a Coloso a sus filas tras las confusiones que tenía este con respecto a la muerte de su familia, especialmente de Illyana por el virus del Legado. No era mala saga y tampoco mal desenlace, puesto que acaba con Xavier haciéndole una lobotomía de cojones al villano, es decir, dejándolo más seco mentalmente que la mojama. Y se supone que de él nunca más se supo. ¿O sí?
Pues sí, porque de repente vemos que una monja encuentra a un tipo joven, amnésico y con poderes del magnetismo. Su ADN coincide con… adivinad… ¡sí! Erik Magnus Leshner, y acaba formando parte de la Patrulla-X, teniendo un pequeño idilio con Pícara que no dura demasiado y apenas se explora. Lo bautizaron… Joseph, por alguna extraña razón. Luego vimos que existía la duda de que repitiera los mismos pasos de antaño, ya que este Magneto resulta ser un tipo muy amigable y con toda la intención de ser buena persona. Por desgracia, los guionistas tenían ideas muy extrañas y los editores metían mucha mano por medio, puesto que de repente vemos que hay otro Erik deambulando por ahí entre subtramas, sigh… Finalmente, tuvo que llegar Davis para resolver el caos argumental y la verdad es que lo hizo lo mejor que pudo, logrando que Joseph tuviera su propio origen (muy interesante) en una saga de desenlace inesperado donde la copia benigna (no lo llamemos clon, que si no se enfada la creadora) tiene una muerte loable. O al menos muchísimo mejor que otras tantas que vemos actualmente.
¿Y qué fue de Magneto? ¡Con su propia parcelita en Genosha, casi nada!
Como gobernante de dicho país y continente, tiene varias responsabilidades y de esta manera tan inteligente se quitaban los guionistas de encima a este villano, ocupado por sus quehaceres y protagonizando varias miniseries junto a Polaris. Pero llegó Apocalipsis (léase Lobdell) y se lo cargó todo de un plumazo, de repente Magneto quiere guerra y en la infame Vísperas de Destrucción se pone a luchar contra los X-men en una especie de coliseo para acabar ensartado por Lobezno cual pincho moruno.
¿Fin? No, qué va, luego por si todo esto fuera poco, llega Morrison y en una esnifada se cepilla toda Genosha porque Cassandra Nova (la nueva archivillana) lo vale. Un número con un funeral por todo lo alto (tendríais que haber visto la estatua, la leche) supone el fin para este personaje. Qué ingenuos…
Que no, que no, que de repente ni Joseph ni leches: Xorn. ¿Qué quién es ese? Pues un tío con una estrella (de las del espacio, literalmente) en la cabeza que ingresó en los X-men durante la saga de Imperial. Resulta ser Magneto, que no estaba muerto y tal. Por suerte, Planeta-X es una saga con momentos tan geniales como la supuesta muerte de Jean y Lobezno en el espacio que justifica todo el embrollo, que ni es tan complicado ni carece de coherencia, si uno lo piensa dos veces. Y es que Erik tenía que cumplir con su palabra, tarde o temprano, sobre todo si le han destrozado toda una isla de su propiedad.
Eso sí, el guionista escocés en un arrebato de originalidad hace que Lobezno mate a Magnus oootra vez.
¿Fin? Repetimos: NO.
Está viiivo. ¿Y cómo esta vez? Pues que no era Xorn, que lo había suplantado porque la droga Coz le volvió loco, así que ahí lo tenemos otra vez al chico, en Genosha y con Xavier, intentando realzarla de nuevo. Hasta que a la hija se le cruzan los cables y llega la Dinastía de M, un mundo donde Magneto es el rey de los Estados Unidos y vive placenteramente de no ser por la terrible pérdida de su mejor amigo, el Xavierete. Hasta que se descubre el desaguisado y… digamos que no se lo toma muy bien, por lo que la hija (por si no lo sabéis a estas alturas, hablo de Wanda Maximoff, la Bruja Escarlata) pierde el control y suelta una frasecilla que lo manda todo a tomar por culo: -No more mutants.
Llegamos entonces al paradero actual del villano, deambulando por Genosha y además sin poderes, tan triste y solitario que no me explico cómo no se ha pegado un tiro a estas alturas.
Y eso es todo, por ahora, ¿cuánto más nos sorprenderán los guionistas? ¿Cuánto tiempo serán capaces de seguir manteniendo la suspensión de incredulidad? No se lo pierdan señores, todos los meses en el mismo kiosco o en la misma librería… Según le dé a Panini, claro.
Magneto nació para ser la antítesis perfecta de los X-men, el lado contrario de Xavier que, ya desde el principio, reunió a su propia Hermandad de Mutantes Diabólicos para combatir a los X-men de su oponente directo. En sus inicios tuvo un recorrido un tanto olvidable, aunque fue realmente carismático y tuvo unos números inmejorables de la mano de Roy Thomas y Neal Adams, que lo convirtieron en un estratega malévolo, a la altura del Dr. Muerte, que ya empezaba a despuntar por aquel entonces en las páginas de los Cuatro Fantásticos.
Pero lo que de verdad fue un golpe de suerte para este personaje fue encontrarse bajo la máquina de escribir de Chris Claremont. Aunque sus inicios con él fueron un tanto extraños, de primeras hizo que se codeara con Mesmero, ya que en su momento urdió un plan contra la Patrulla-X que consistía en una réplica robótica falsa del villano. Lo raro fue la presencia de Nany, una niñera robot que se dedicó a torturar a los hombres-X de la manera más terrorífica posible: tratándolos como si fueran auténticos bebés.
Lo dicho, Claremont tuvo un inicio rocambolesco, pero luego realizó con Magneto el mejor de sus recorridos, tratándolo con una ambigüedad y complejidad impresionantes, llegando a llorar por el dolor que le inflige a Kitty Pryde, que tan solo era una niña por aquel entonces. Al ver su colgante judío no pudo evitar echarse abajo y retirarse un tiempo para regresar siendo uno de los miembros de los X-men, sustituyendo a un Xavier muy malherido y ausente, perdido en el imperio Shi´ar, donde le curarían las heridas. La verdad es que su paso en la escuela fue muy desagradable para él mismo, ya que todos desconfiaban de él y ni siquiera le permitían que fuera a ver a los integrantes del Club Fuego Infernal, siendo esto comprensible, claro. El colmo de los colmos llegó cuando los Estados Unidos quisieron llevarlo a juicio, empezando así un crossover entre los X-men y los Vengadores que aun hoy es recordado. Como era de esperar, todo acabó en desastre, ya que al ver que las cosas no iban muy bien con su presencia ni cuando salvó a Pícara en la Tierra Salvaje, matando a gente por en medio, se retiró a su asteroide M, donde descubrió algo que no le hizo mucha gracia, que digamos.
Y así empezamos con la primera cagada, Magneto fue tratado psicológicamente por Moria McTaggert cuando este fue convertido en un retaco de un año o menos (no preguntéis, finales de los 60 y tal), de ahí las buenas intenciones del villano. Montó en cólera y con un grupo de Acólitos armó una guerra bien gorda que acabó en el mismo asteroide, que explotó con él dentro, salvando a los X-men en un último acto de piedad. Y se supone que ese era el final para el personaje.
Pero no, en las editoriales norteamericanas no pueden dejar que un malvado de esa enjundia desaparezca así como así, por lo que regresó (que no estaba muerto, estaba de parranda como quien dice) en un crossover llamado Atracciones Fatales, donde extrajo el adamantium a Lobezno (toma ya) y se llevó a Coloso a sus filas tras las confusiones que tenía este con respecto a la muerte de su familia, especialmente de Illyana por el virus del Legado. No era mala saga y tampoco mal desenlace, puesto que acaba con Xavier haciéndole una lobotomía de cojones al villano, es decir, dejándolo más seco mentalmente que la mojama. Y se supone que de él nunca más se supo. ¿O sí?
Pues sí, porque de repente vemos que una monja encuentra a un tipo joven, amnésico y con poderes del magnetismo. Su ADN coincide con… adivinad… ¡sí! Erik Magnus Leshner, y acaba formando parte de la Patrulla-X, teniendo un pequeño idilio con Pícara que no dura demasiado y apenas se explora. Lo bautizaron… Joseph, por alguna extraña razón. Luego vimos que existía la duda de que repitiera los mismos pasos de antaño, ya que este Magneto resulta ser un tipo muy amigable y con toda la intención de ser buena persona. Por desgracia, los guionistas tenían ideas muy extrañas y los editores metían mucha mano por medio, puesto que de repente vemos que hay otro Erik deambulando por ahí entre subtramas, sigh… Finalmente, tuvo que llegar Davis para resolver el caos argumental y la verdad es que lo hizo lo mejor que pudo, logrando que Joseph tuviera su propio origen (muy interesante) en una saga de desenlace inesperado donde la copia benigna (no lo llamemos clon, que si no se enfada la creadora) tiene una muerte loable. O al menos muchísimo mejor que otras tantas que vemos actualmente.
¿Y qué fue de Magneto? ¡Con su propia parcelita en Genosha, casi nada!
Como gobernante de dicho país y continente, tiene varias responsabilidades y de esta manera tan inteligente se quitaban los guionistas de encima a este villano, ocupado por sus quehaceres y protagonizando varias miniseries junto a Polaris. Pero llegó Apocalipsis (léase Lobdell) y se lo cargó todo de un plumazo, de repente Magneto quiere guerra y en la infame Vísperas de Destrucción se pone a luchar contra los X-men en una especie de coliseo para acabar ensartado por Lobezno cual pincho moruno.
¿Fin? No, qué va, luego por si todo esto fuera poco, llega Morrison y en una esnifada se cepilla toda Genosha porque Cassandra Nova (la nueva archivillana) lo vale. Un número con un funeral por todo lo alto (tendríais que haber visto la estatua, la leche) supone el fin para este personaje. Qué ingenuos…
Que no, que no, que de repente ni Joseph ni leches: Xorn. ¿Qué quién es ese? Pues un tío con una estrella (de las del espacio, literalmente) en la cabeza que ingresó en los X-men durante la saga de Imperial. Resulta ser Magneto, que no estaba muerto y tal. Por suerte, Planeta-X es una saga con momentos tan geniales como la supuesta muerte de Jean y Lobezno en el espacio que justifica todo el embrollo, que ni es tan complicado ni carece de coherencia, si uno lo piensa dos veces. Y es que Erik tenía que cumplir con su palabra, tarde o temprano, sobre todo si le han destrozado toda una isla de su propiedad.
Eso sí, el guionista escocés en un arrebato de originalidad hace que Lobezno mate a Magnus oootra vez.
¿Fin? Repetimos: NO.
Está viiivo. ¿Y cómo esta vez? Pues que no era Xorn, que lo había suplantado porque la droga Coz le volvió loco, así que ahí lo tenemos otra vez al chico, en Genosha y con Xavier, intentando realzarla de nuevo. Hasta que a la hija se le cruzan los cables y llega la Dinastía de M, un mundo donde Magneto es el rey de los Estados Unidos y vive placenteramente de no ser por la terrible pérdida de su mejor amigo, el Xavierete. Hasta que se descubre el desaguisado y… digamos que no se lo toma muy bien, por lo que la hija (por si no lo sabéis a estas alturas, hablo de Wanda Maximoff, la Bruja Escarlata) pierde el control y suelta una frasecilla que lo manda todo a tomar por culo: -No more mutants.
Llegamos entonces al paradero actual del villano, deambulando por Genosha y además sin poderes, tan triste y solitario que no me explico cómo no se ha pegado un tiro a estas alturas.
Y eso es todo, por ahora, ¿cuánto más nos sorprenderán los guionistas? ¿Cuánto tiempo serán capaces de seguir manteniendo la suspensión de incredulidad? No se lo pierdan señores, todos los meses en el mismo kiosco o en la misma librería… Según le dé a Panini, claro.
5 comentarios:
A mí el Magneto que más me gusta es el que trata de redimirse, el que intenta liderar a la Patrulla X y ve que no puede.
También me parece que el actual plantea un montón de posibilidades, sin reino, sin poderes, sin motivación, sus hijos perdidos... A ver cómo resuelven su sitaución
la verdad es que es un buen villano, a mi personalmente me gusta ams el magneto que es mas "humano" sabeis a que me refiero eso que lo haze que no sea un villano del monton
Pos yo echo de menos a Joseph. XD
Pues a Magneto lo vamos a ver dentro de nada en Bendisdores. Por cierto, en España está inédita una de las miniseries que le dedicaron cuando gobernaba Genosha, Dark seduction.
yo creo q magneto es el mejor villano q exizte en todo el universo marvel, y le deseo toda la suerte posible, ojala q un buen guinista le encuentre algo q hacer ya sea con o sin poderes,pues creo q es de los mejores personajes de marvel.
con mis mejores deseos(dirijidos principalmente al amo del magnetismo)sergio silva
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