Año: 2006
Director: Christopher Nolan.
País: Estados Unidos.
Duración: 128 minutos.
Quiero que estés atento.
Cuando estrenaron Batman Begins me dije que había que verla. A pesar de que Christopher Nolan era desconocido para mí, todo el mundo lo elogiaba, alegando que era la elección perfecta para el personaje por su labor en películas como Memento e Insomnio, que todavía tengo pendientes de ver. La verdad es que quedé tan sumamente sorprendido con la nueva versión de Batman (a pesar de ciertos detalles, especialmente el final), que ahora le doy un voto de confianza cada vez que hace alguna película y lo cierto es que The Prestige (traducido en España como El Truco Final, quizá para que no lo confundan con una adaptación de los hechos del Chapapote, quién sabe) no me decepcionó en absoluto. Pero vayamos por partes.
La historia es un tanto extraña y es difícil contarla sin spoilear demasiado. Estamos en el siglo XIX, cuando los magos e ilusionistas eran los principales ídolos de un publico ávido de emociones y con ganas de ver cosas nunca vistas. Todo empieza cuando dos magos se enfrentan (Robert Angier y Alfred Borden) cada uno a su manera, en una especie de competición personal que acaba asegurando situaciones realmente peligrosas, especialmente cuando se pierde una vida durante un espectáculo.
Ambos buscan el prestigio, ya que la demostración del truco consta de tres actos y ese es el más importante de todos por difícil de alcanzar. Lo que tendrán en común estos personajes protagonistas será la obsesión por conseguir el mejor truco del hombre teletransportado que se haya logrado jamás.
A decir verdad, cualquiera puede creer que la película va exclusivamente sobre descubrir el truco final que no tan mal han traducido en la versión española, pero lo cierto es que desde un primer momento ya te están tirando por la cara todos los resortes que hacen mover el engranaje del truco, solo hay que estar tan atento como te piden que estés para descubrirlos antes de tiempo. Muchos dirían que esto es un error, puesto que convierte la película en previsible, pero nada más lejos de la realidad.
Y esto se debe a que no se trata de una historia que se suceda de forma lineal, de hecho va dando continuos saltos en el tiempo y se mueve a través de las lecturas de las agendas personales de Robert y Alfred. No obstante, el principio es inquietante, al verse la muerte de uno de los personajes protagonistas y el encarcelamiento del otro, lo que hace que sea mucho más interesante lo que vendrá después. Eso sí, hay gente que me ha comentado que algunos saltos temporales no están del todo claros, aunque a mí no se me quedó esa sensación.
Lo mejor es que en esta película todo truco tiene explicación y solo los dos más importantes son del todo mostrados al final, lo que hace que la película tenga un argumento más que complejo al mover tantísimas tramas entre sí. Por un lado tenemos la obsesión de los personajes protagonistas, sí, pero es que los trucos les lleva la vida y hacen actos increíbles con tal de conseguir sus propósitos, además de que tienen sus propias relaciones amorosas más allá del espectáculo al que se ven irremediablemente atados en un tira y afloja caótico que solo podía acabar de una manera. En esta película no hay ni héroes ni villanos, solo personas que se ven arrastradas a realizar actos innombrables y sufren un desarrollo soberbio a lo largo de todo el film, ya que ni Robert ni Alfred acaban siendo las mismas personas que empezaron juntas en aquel arriesgado espectáculo de la caja de agua, que tantas connotaciones simbólicas tiene en esta película. Por otra parte, tenemos otros secundarios afectados por los movimientos de los protagonistas, como pueda ser Cutter u Olivia, el primero como "maestro consejero" de ambos y la segunda como elemento del triángulo amoroso en la trama.
Claro que debo decir que no hacen demasiado hincapié en esto último, tampoco es necesario y la verdad es que me alegro de que se saltaran los típicos clichés de “a ver quién ama a quién”, cuando lo importante es el truco en sí.
De todas maneras, habría que aclarar una cosa, el principal defecto de esta película, ya que si tiene una increíble manera de contar las cosas y de dirigirse al espectador con un poco de metalenguaje, lo cierto es que el truco se ve desde el principio y no llega a sorprender del todo, aunque un segundo visionado sorprende por la enorme cantidad de cosas que están expuestas desde un primer instante sin que caigas en la cuenta. Es decir, dudo que la intención de Nolan fuera escondernos los hilos del artificioso truco completamente, sino que da la impresión de que quería mostrarnos todas las partes de un puzzle que al final se ve completamente montado. Eso lo intuyo por la escena inicial de los sombreros, los misteriosos planos del compañero de Alfred y diálogos varios. Tú puedes vaticinar varias cosas, pero no todo el conjunto hasta el final, y eso es lo que más me sorprendió.
Claro que este complejo argumento tan elaborado (me dan unas ganas tremendas de leerme el libro, que me han asegurado que es muchísimo mejor, que ya es decir) no sería lo mismo sin la majestuosa puesta en escena de Nolan, con una dirección sostenida con mano firme que se nota desde el primer encuadre del escenario (ojo a la escena del funeral) y esa primera demostración de Michael Caine explicándonos paso por paso en qué consiste el prestigio, deliciosa metáfora de todo lo que veremos después.
Además, el dúo de Christian Bale (Alfred) y Hugh Jackman (Robert) es impecable, no sabes cuál de los dos es el mejor en ese duelo interpretativo donde destacan por igual en todas las escenas. Aunque eso sí, sinceramente a mí me ha sorprendido más el segundo, porque tan acostumbrado que estoy de verle como Lobezno y no me ocurre como con otros actores (véase Pierce Brosnan), que es capaz de hacernos olvidar que es o ha sido el canadiense de las garras. No, aquí es Robert y se comporta como tal, con una elegancia inusitada sobre el escenario, dirigiéndose a su público con sobriedad. Bale no desmerece, pero de él ya esperaba ese papel. Sin embargo, Scarlett Johansson como Olivia no destaca en exceso (salvo por... lo evidente), pero eso se debe a que tiene mucho menos metraje que el resto. Lo cierto es que hasta Rebbeca Hall como Sarah, la esposa de Alfred, sorprende más.
En definitiva, una película muy elaborada, tremendamente compleja en su cometido y con grandes escenas que conducen a un final inevitable. La verdad es que a mí me encanta, aun me queda por ver el Ilusionista para saber cuál de las dos se queda con el Prestigio.
Director: Christopher Nolan.
País: Estados Unidos.
Duración: 128 minutos.
Quiero que estés atento.
Cuando estrenaron Batman Begins me dije que había que verla. A pesar de que Christopher Nolan era desconocido para mí, todo el mundo lo elogiaba, alegando que era la elección perfecta para el personaje por su labor en películas como Memento e Insomnio, que todavía tengo pendientes de ver. La verdad es que quedé tan sumamente sorprendido con la nueva versión de Batman (a pesar de ciertos detalles, especialmente el final), que ahora le doy un voto de confianza cada vez que hace alguna película y lo cierto es que The Prestige (traducido en España como El Truco Final, quizá para que no lo confundan con una adaptación de los hechos del Chapapote, quién sabe) no me decepcionó en absoluto. Pero vayamos por partes.
La historia es un tanto extraña y es difícil contarla sin spoilear demasiado. Estamos en el siglo XIX, cuando los magos e ilusionistas eran los principales ídolos de un publico ávido de emociones y con ganas de ver cosas nunca vistas. Todo empieza cuando dos magos se enfrentan (Robert Angier y Alfred Borden) cada uno a su manera, en una especie de competición personal que acaba asegurando situaciones realmente peligrosas, especialmente cuando se pierde una vida durante un espectáculo.
Ambos buscan el prestigio, ya que la demostración del truco consta de tres actos y ese es el más importante de todos por difícil de alcanzar. Lo que tendrán en común estos personajes protagonistas será la obsesión por conseguir el mejor truco del hombre teletransportado que se haya logrado jamás.
A decir verdad, cualquiera puede creer que la película va exclusivamente sobre descubrir el truco final que no tan mal han traducido en la versión española, pero lo cierto es que desde un primer momento ya te están tirando por la cara todos los resortes que hacen mover el engranaje del truco, solo hay que estar tan atento como te piden que estés para descubrirlos antes de tiempo. Muchos dirían que esto es un error, puesto que convierte la película en previsible, pero nada más lejos de la realidad.
Y esto se debe a que no se trata de una historia que se suceda de forma lineal, de hecho va dando continuos saltos en el tiempo y se mueve a través de las lecturas de las agendas personales de Robert y Alfred. No obstante, el principio es inquietante, al verse la muerte de uno de los personajes protagonistas y el encarcelamiento del otro, lo que hace que sea mucho más interesante lo que vendrá después. Eso sí, hay gente que me ha comentado que algunos saltos temporales no están del todo claros, aunque a mí no se me quedó esa sensación.
Lo mejor es que en esta película todo truco tiene explicación y solo los dos más importantes son del todo mostrados al final, lo que hace que la película tenga un argumento más que complejo al mover tantísimas tramas entre sí. Por un lado tenemos la obsesión de los personajes protagonistas, sí, pero es que los trucos les lleva la vida y hacen actos increíbles con tal de conseguir sus propósitos, además de que tienen sus propias relaciones amorosas más allá del espectáculo al que se ven irremediablemente atados en un tira y afloja caótico que solo podía acabar de una manera. En esta película no hay ni héroes ni villanos, solo personas que se ven arrastradas a realizar actos innombrables y sufren un desarrollo soberbio a lo largo de todo el film, ya que ni Robert ni Alfred acaban siendo las mismas personas que empezaron juntas en aquel arriesgado espectáculo de la caja de agua, que tantas connotaciones simbólicas tiene en esta película. Por otra parte, tenemos otros secundarios afectados por los movimientos de los protagonistas, como pueda ser Cutter u Olivia, el primero como "maestro consejero" de ambos y la segunda como elemento del triángulo amoroso en la trama.
Claro que debo decir que no hacen demasiado hincapié en esto último, tampoco es necesario y la verdad es que me alegro de que se saltaran los típicos clichés de “a ver quién ama a quién”, cuando lo importante es el truco en sí.
De todas maneras, habría que aclarar una cosa, el principal defecto de esta película, ya que si tiene una increíble manera de contar las cosas y de dirigirse al espectador con un poco de metalenguaje, lo cierto es que el truco se ve desde el principio y no llega a sorprender del todo, aunque un segundo visionado sorprende por la enorme cantidad de cosas que están expuestas desde un primer instante sin que caigas en la cuenta. Es decir, dudo que la intención de Nolan fuera escondernos los hilos del artificioso truco completamente, sino que da la impresión de que quería mostrarnos todas las partes de un puzzle que al final se ve completamente montado. Eso lo intuyo por la escena inicial de los sombreros, los misteriosos planos del compañero de Alfred y diálogos varios. Tú puedes vaticinar varias cosas, pero no todo el conjunto hasta el final, y eso es lo que más me sorprendió.
Claro que este complejo argumento tan elaborado (me dan unas ganas tremendas de leerme el libro, que me han asegurado que es muchísimo mejor, que ya es decir) no sería lo mismo sin la majestuosa puesta en escena de Nolan, con una dirección sostenida con mano firme que se nota desde el primer encuadre del escenario (ojo a la escena del funeral) y esa primera demostración de Michael Caine explicándonos paso por paso en qué consiste el prestigio, deliciosa metáfora de todo lo que veremos después.
Además, el dúo de Christian Bale (Alfred) y Hugh Jackman (Robert) es impecable, no sabes cuál de los dos es el mejor en ese duelo interpretativo donde destacan por igual en todas las escenas. Aunque eso sí, sinceramente a mí me ha sorprendido más el segundo, porque tan acostumbrado que estoy de verle como Lobezno y no me ocurre como con otros actores (véase Pierce Brosnan), que es capaz de hacernos olvidar que es o ha sido el canadiense de las garras. No, aquí es Robert y se comporta como tal, con una elegancia inusitada sobre el escenario, dirigiéndose a su público con sobriedad. Bale no desmerece, pero de él ya esperaba ese papel. Sin embargo, Scarlett Johansson como Olivia no destaca en exceso (salvo por... lo evidente), pero eso se debe a que tiene mucho menos metraje que el resto. Lo cierto es que hasta Rebbeca Hall como Sarah, la esposa de Alfred, sorprende más.
En definitiva, una película muy elaborada, tremendamente compleja en su cometido y con grandes escenas que conducen a un final inevitable. La verdad es que a mí me encanta, aun me queda por ver el Ilusionista para saber cuál de las dos se queda con el Prestigio.
4 comentarios:
Bueno, no he visto la película, pero ya has conseguido que tenga otra cosa más que hacer xD
Yo aún tampoco la he visto, estoy esperando a que saquen la versión en DVD con comentarios en audio de Mariano Rajoy ("los hilillos que se ven que sujetan al personaje son como de plastilina..."). Pero créeme que la veré. Y cuando la vea... uhhh, cuando la vea... cuando la vea, amigo mío, cuando la vea, LA HABRÉ VISTO. Y entonces podré dejar de decir esta gilipollez y pasar por fin a la siguiente :P
bueno bueno no se si es por que no es mi genero pero de prestigiosa mas bien poco eso si comete bien su cometido y entretiene la recomiendo.
Joder, ID A VERLA, INSENSATOS.
Y opinad cuando lo hagáis, por caridad. :p
Para mí sí que logra el Prestigio.
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