El primer arco argumental de Astonishing X-men no pudo ser mejor, pero antes lo idoneo será hacer un pequeño repaso de cómo nació esta serie.
Cuando Morrison anunció que se iba definitivamente de la franquicia mutante para irse a la Distinguida Competencia (es decir, DC), los editores empezaron a temblar de pánico al ver la franquicia sin un nombre fuerte que sobresaliera, un guionista que destacara y fuera capaz de atraer el mayor número de fans posible por mucha X que tenga el título (que ya se sabe que es sinónimo de éxito comercial, no me preguntéis por qué). Teniendo a Austen en Uncanny X-men y en la colección hermana X-men, con Claremont en X-Treme X-men (agh), los señores de la Casa de las Ideas permanecían asustados por la huída del mago escocés que perpetuó los Invisibles, Doom Patrol y Animal Man, entre otras muchas obras. Por suerte, tenían un as en la manga, una apuesta al estilo Revolution (movimiento mutante de hace bastantes años, principios de este siglo o así, que más vale olvidar) y un guionista al estilo Kevin Smith o J. M. Straczinski, es decir, proveniente de la televisión u otros medios diferentes al cómic. El movimiento se llamó Reload y el guionista fue Josh Whedon, el creador de la famosa serie Buffy Cazavampiros.
¿Pero le asignaron a este guionista alguna serie de mutantes ya creada? No, a él le concedieron una nueva cabecera que empezaba con un perfecto número uno (ideal para enganchar a nuevos aficionados) y un dibujante de excepción que apuntaba muy buenas maneras en Planetary y sorprendió durante su etapa en el Capitán América (una pena que los guiones de Rieber no acompañaran en absoluto). Así pues, el movimiento Reload significaba un nuevo inicio tras el caos, en el buen sentido, perpetrado por Morrison en la saga Planeta-X (donde la escuela de Charles Xavier es demolida y éste se larga a Genosha tras la “muerte” de Magneto). Esto quiere decir: Curso nuevo para los estudiantes, escuela nueva, miembros reasignados en diferentes grupos y el retorno de las mallas de colorines. Todo esto con Claremont acompañado de Davis en Uncanny y Austen (que no duraría mucho y dejaría paso a un descafeinado Milligan) con Larroca en X-men.
¿Pero le asignaron a este guionista alguna serie de mutantes ya creada? No, a él le concedieron una nueva cabecera que empezaba con un perfecto número uno (ideal para enganchar a nuevos aficionados) y un dibujante de excepción que apuntaba muy buenas maneras en Planetary y sorprendió durante su etapa en el Capitán América (una pena que los guiones de Rieber no acompañaran en absoluto). Así pues, el movimiento Reload significaba un nuevo inicio tras el caos, en el buen sentido, perpetrado por Morrison en la saga Planeta-X (donde la escuela de Charles Xavier es demolida y éste se larga a Genosha tras la “muerte” de Magneto). Esto quiere decir: Curso nuevo para los estudiantes, escuela nueva, miembros reasignados en diferentes grupos y el retorno de las mallas de colorines. Todo esto con Claremont acompañado de Davis en Uncanny y Austen (que no duraría mucho y dejaría paso a un descafeinado Milligan) con Larroca en X-men.
Este es el repaso de la llegada de Whedon en la franquicia mutante y todo lo que ello conllevó.
Lo cierto es que la primera saga de este guionista en Astonishing X-men (cabecera recuperada tras aquella miniserie del crossover de Los Doce, allá por finales de los 90) fue excelente, se recuperaba la idea de una cura para los mutantes de una manera ingeniosa y bien meditada (aunque no quedó finiquitada del todo), los personajes estuvieron tan bien tratados que era sorprendente verlos hablar de un modo tan coherente (excepto quizá en el caso de un “chulito-discoteca” Lobezno), la amenaza resultaba convincente y encima teníamos el emotivo regreso de Coloso a las páginas de los X-men, tras su patética muerte durante aquel retorno de un Lobdell que parecía dispuesto a cerrar todos los cabos sueltos posibles de la peor de las maneras. En definitiva, la saga El Don fue una grata lectura repleta de buenos momentos y destinada al recuerdo de los fans de la serie, el primer paso de Whedon no pudo ser mejor.¿Está la segunda saga a la altura?
La segunda saga se titula “Peligroso” (números 7 a 12 de la edición española) y lo cierto es que domina temas demasiado peliagudos para una serie de estas características, pues el hecho de escribir las máquinas y la inteligencia artificial como se ve aquí con la Sala del Peligro es algo demasiado de ciencia ficción y complicado si pretendes mostrarlo de un modo realista con personajes psíquicos de por medio, capaces de entrar en la mente de… unas máquinas.
Será mejor empezar desde el principio, lo cierto es que la saga es ciencia ficción pura y dura (bueno, ya sé que los superhéroes entran en este campo, pero me refiero al tratamiento en sí), tiene un brillante comienzo con los X-men actuando fuera de su hábitat natural y como si fueran un grupo de superhéroes al estilo de los Cuatro Fantásticos, que también pasaban por allí, para detener la amenaza. Es toda una declaración de intenciones por parte de Whedon, que nos viene a decir que esta serie no pretende quedarse lastrada y prefiere irse por derroteros inimaginables, lo cual está francamente bien.
Lo mejor, sin embargo, siguen siendo los diálogos, los cuales siguen siendo muy ocurrentes y divertidos. Momentos como una sucesión de escenas donde los personajes se ponen a pensar en sus inquietudes y vemos a Lobezno que no piensa en nada salvo en lo mucho que le gusta la cerveza son marca de la casa del guionista. Así como su sutilidad a la hora de tratar las relaciones entre los personajes, pues la relación entre Coloso y Kitty se desarrolla lenta pero eso no quiere decir que no avance, sobre todo en una discusión que mantienen ambos casi al final de esta alargada saga.
Y es entonces donde llegamos a la primera de las pegas: el “decompressing storytelling”, que es a lo que llamo “historia alargada durante meses”. Mes a mes leer esta saga no supone un martirio como otros casos mucho más sangrantes (Lobezno de Rucka o algunas sagas de Bendis en Daredevil), pero no consigue atrapar el interés y es muy posible perderse muchos de los detalles aparentemente nimios que va dejando el guionista como si un rastro de migas de pan se tratara. Esto es porque Whedon no ha sabido dosificar bien la ración mensual y compaginar la historia como es debido, ha pretendido realizar números unitarios con cliffhanger final pero diría que le ha salido mal la jugada porque le ha salido excesivamente repetitiva. Me explico, el primer número son los X-men contra una amenaza con los Cuatro Fantásticos, el segundo es una lucha contra un Centinela, el tercero es contra la Sala del Peligro (el mejor número, luego diré por qué), el cuarto es contra Peligro (sí, a secas), el quinto es Xavier sólo contra Peligro (que muestra cómo un minusválido puede conducir) y el sexto es la gran batalla final en Genosha. Demasiadas batallitas para una saga, ¿no?
Por suerte, el guionista es imaginativo, es una de sus mayores virtudes, y consigue no hacerse repetitivo en las peleas, cada una es diferente a su manera y esto se nota sobre todo cuando te lees la saga seguida. Y es que el tema de la ciencia ficción, aunque no lo ha llevado todo lo bien que podría, da mucho juego. Especialmente en el número 9, donde Kitty sostiene una conversación con una máquina que ha evolucionado hasta ser algo más. Es aquí donde se nota descaradamente la pasión de Whedon por el personaje del que se inspiró para crear a Buffy. Este es su número más brillante, por todo lo que tiene que ver con la existencia, el creador y el objetivo en la vida, casi al estilo del Frankenstein de Mary Shelley, solo que la máquina pretende vengarse de su creador por su cruel comportamiento. Este apunte es interesante y creíble, sobre todo porque desde siempre (vale, desde la segunda génesis, ok) la tecnología de Xavier en la Escuela ha sido de origen extraterrestre y excesivamente avanzada (aunque esto en el Universo Marvel tampoco es decir mucho, a la cabeza me viene la tecnología que maneja SHIELD, por ejemplo).
¿Está entonces esta saga a la altura de la anterior? Yo diría que no, pero tampoco quiere decir que entonces sea mala o decepcionante, ni mucho menos.Es excesivamente larga para lo que se cuenta, a pesar de que tiene momentos tan geniales como la manera en que se manifiesta por primera vez la Sala del Peligro, con el cadáver de uno de los estudiantes que probaron la cura y se suicida al sentirse impotente sin su poder. Aparte, en algunos momentos el guionista patina en algunos detalles, como el hecho de que Xavier pueda penetrar en la mente de una máquina (la suspensión de incredulidad llega a extremos sonrojantes) o fallos de continuidad tan graves como la manifestación del Centinela supuestamente olvidado que masacró Genosha (que siempre ha sido la estatua en conmemoración a Magneto, ay, ay…) o cierto cliffhanger final de saga que espero ver resuelto y explicado próximamente para hablar de ello en profundidad.En definitiva, que tiene sus baches, el viaje no resulta tan dulce como el de la saga de El Don, aunque se plantan algunas semillas con respecto a números venideros y muchas de las virtudes de Whedon tales como el tratamiento de personajes, el uso de las subtramas y los diálogos, siguen en pie.
John Cassaday sigue siendo el dibujante y es perfecto para la serie. Es elegante, sabe muy bien cómo dibujar a cada personaje y aunque sus diseños sean un tanto retros (ver uniforme de Cíclope por ejemplo), resultan interesantes, sobre todo en lo que se refiere a la forma que toma Peligro cuando sale de su “prisión”. Su realismo resulta precioso en muchos momentos y hay viñetas que son para colgarlas en la pared de tu habitación. Sin embargo, su nivel ha bajado durante el devenir de la serie, y no muestra el mismo acabado de los primeros números y se nota de forma alarmante a medida que avanza la saga. No es que dibuje mal, ni mucho menos, pero lo cierto es que se notan las prisas y creo que el mes a mes le ha jugado una mala pasada, no es el mismo nivel acojonante mostrado en el Capitán América o Planetary, la verdad es que es una pena. A pesar de todo, sigue mostrando un dibujo más que correcto.
Por lo tanto, la saga Peligroso es recomendable, no está al nivel de la anterior pero sigue mostrando un gran nivel dentro de esta prometedora colección que aun tiene muchísimo que decir. Lo malo es que Whedon es muy lento con sus ideas, pero si le dejan hacer podremos tener una etapa compacta y repleta de detalles resueltos tarde o temprano que harán delicias a los fans deseosos de argumentos a largo plazo muy meditados. Espero ansioso los siguientes números y también que el guionista recapacite en ciertas cosillas como el cambio de bando de cierto personaje.
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