viernes, febrero 17, 2006

Spiderman, los años perdidos.

Vaya cómic raro he ido a reseñar, ¿no? Más bien porque tengo un amigo al que le encanta John Romita Jr. (un tipo con buen gusto, la verdad) y no pudo resistirse a pillarse este cómic, aun sin saber realmente en qué contexto está hubicado. Porque os vais a reir (o quizás no) pero... ¿sabéis algo del asuntillo del clon? Sí, eso de que Spiderman tuviera un clon y éste andara preocupado de que le descubriera, así que se fue a dar una vuelta por América en moto y tal. Al final, oh cielos, se descubrió que el clon era el verdadero y viceversa, por lo que todo cambió considerablemente. Pues para darle un poco de veracidad al asunto, hicieron esta miniserie de cuatro números largos (uno era el 0, vaya una chorrada), realizada por DeMatteis, que servía para ver los primeros problemas que tuvo el verdadero Peter Parker cuando le engañaron, provocando su huida hacia cualquier lugar.

Pues bien, la verdad es que la historia no está mal, pero ha perdido mucho por culpa del tremendo paso atrás que se dio en su momento, me refiero a cuando en Marvel decidieron dejarlo todo como estaba y desmintieron todo (vaya lioooooo) explicando que todo era mentira (OTRA VEZ), que el clon había sido siempre el clon y el verdadero siempre el verdadero. Así que, a la hora de leer esto, si eres consciente de esa bazofia que se marcaron por aquel entonces, te haces un lio tremendo, porque la historia empieza contada en retrospectiva, por un Ben Reilly que había descubierto que nunca había sido el clon (dioss...), sino el verdadero. En fin... Si puedes obviar eso, al menos te encontrarás una historia más que decente.

Y es que tenemos dos historias de amor paralelas, que andan muy ligadas entre sí pero diferentes. Ben Reilly necesitaba separarse del pasado de su contrapartida original y por ello decidió comenzar desde cero, en una ciudad llamada Salt Lake City, donde conoció al amor de su vida (una mujer sospechosamente parecida a Mary Jane) y se enfrentó por primera vez a Kaine, un villano que volvería unos años después, justo cuando el propio Reilly regresa a Nueva York. Sin embargo, por aquel entonces, el propio Kaine tenía la posibilidad, en esa misma ciudad, de encontrar la felicidad en otra mujer, su oportunidad de amar y ser correspondido, la de dejarlo todo y vivir una vida normal. No obstante, tenía una misión, la de vigilar a Reilly, al que envidiaba por ser el clon perfecto.

Se trata de una historia muy centrada en la psique de los personajes, no obstante, hablamos de DeMatteis, y ese es uno de sus tics más populares. Lo más interesante es ver ese Reilly tratando de no ser Parker, de olvidar a su tio Ben y a su tía May, aun habiéndose puesto el nombre del primero y el apellido de soltera de la segunda. Sorprende lo muy bien tratado que está, hasta el punto en que vemos una especie de What If de ¿Cómo sería Peter Parker si decidiera escaparse de casa? Porque estamos hablando de un Peter rebelde, pero sigue siendo Spiderman aun sin la máscara, utilizando sus poderes para el bien y tratando de salvar inocentes en una ciudad pacífica, corrompida por un mafioso que domina a varios secundarios desde la sombra.

Es increíble como se entrelaza todo y la cantidad de secundarios que vemos desfilar. Por desgracia, a veces resulta demasiada casualidad y casi da la impresión de que el pueblo es muy pequeño, porque vaya, todo tiene muchísima relación entre sí. Por otro lado, es muy bella la tragedia que podemos ver entre Kaine y Louise, aunque creo que acaba de una manera un tanto precipitada. En general, la miniserie acaba de ese modo, incluso da la impresión de que se queda por la mitad o algo así, al final todo es una sucesión de peleas y defrauda bastante.
Otro defecto que podría sacarle es la excesiva carga de pensamientos que podemos leer a lo largo de la historia, puede hacerse bastante tedioso, aunque también podría tratarse de la costumbre actual de leer solo diálogos, así que no lo considero algo negativo del todo, porque en ocasiones hasta resulta lírico.

¿Y qué puedo decir de John Romita Jr. que no haya dicho ya? Es un excelente dibujante y en esa época es donde realiza sus mejores trabajos, justo cuando acabó Daredevil: El Hombre sin Miedo junto a Miller. Aquí no realiza un trabajo tan espléndido como en esa miniserie, pero tampoco se queda corto y es parecido, con esos cuerpos enormes desfilando por las páginas, ese dinamismo, esa solidez... Lo dicho, pocos narran con tanta fuerza como él, con tanta soltura y naturalidad. La verdad es que realiza uno de sus mejores trabajos, en su estilo, gracias a él, este tomo se hace bastante más recomendable de lo normal.

Pues eso, no es ninguna obra maestra, pero estamos ante un tomo bastante curioso, que no merece desperdicio, donde dos autores tratan de dar lo mejor de sí. Qué pena que en Marvel no quieran reconocer errores pasados, que no pretendan levantar cabeza y seguir adelante con lo que hay escrito. ¿Se fue para siempre el clon hasta el punto en que solo Millar habla de su presencia en MK Spiderman? Qué triste.

¿Rescatará Panini esta miniserie? Chi lo sa.

2 comentarios:

Ovi-One dijo...

Pero si lo chocante es que ese tipo no era Ben Reilly, era el aunténtico Peter Parker. :D

A ver si me entiendes, leer esa historia resulta verdaderamente confuso porque... ¿Al final quién coño era el clon? XD
El mayor problema del rollo del clon fue ese, que los de Marvel quisieron darle un rollo guay con la retrocontinuidad y se echaron atrás, causando confusión.

Cosas peores hay, a la cabeza me viene la pobre May Parker, sigh. Y ahora por partida doble, que es peor.

Un saludo.

han mas solo que la una dijo...

lo que queria hacer marvel era cambiar de spidey:el casado no vendia y querian volver al soltero puteao.Y claro,son 20 años leyendo sobre el vencedor de la primera saga...que claro,a ver como les convences de que han seguido la vida de...un clon.